martes, 13 de enero de 2009

" Y TÚ...¿TIENES PAPEL?"

"Y TÚ...¿TIENES PAPEL?"
Nos dicen que es normal carecer de sangre fría en este reparto de personajes...¿Quién lo asimila adecuadamente?. Más bien, será que después de hervirnos horas y horas en el cazo de las sorpresas hemos alcanzado un alto grado de ebullición, las ampollas en nuestros sentidos son el reflejo de todo ello.

La tarjeta de embarque a la delirante imaginación está muy borrosa por el manoseo de muchos dedos empañados. El espíritu acartonado y las almas puntiágudas, milímetricamente dobladas con estilo artesanal, con ese estar y parecer en el improvisado desarrollo de la papirofléxia tozuda. La misma que se ejecuta sobre montones de hojas con incierta maestría.

Cada loco con su tema dicen, y el nuestro pudiera ser que nos lo sople la fantasía al oído con el complice auricular de la conciencia cual apuntadora. Y es que... Si miramos de aprender todos los actos de un tirón, se nos atraviesan por nuestra escasa capacidad para asimilar la obediéncia titulada de los portazos a coz suelta. Si no paran de decirnos que nuestros píes nunca están en el suelo, no nos extraña. Para eso ya le robamos ciento y pico metros de alambre a la equilibrista razón, y sobre esa fina base caminamos con la humilde zancada del existir prófugo.

Quizás no nos hayan dotado de una línea de corriente lo suficientemente agresiva para soportar como lo hace el resto la alta tensión. Es muy común que a nuestra tranquilidad se la saque de sitio un día sí otro también, y que nuestras entendederas regresen a casa como si fuesen balletas... Ahora nos hacemos cargo del porqué de ese afán por reedecorar las paredes con espuma, tal vez de tanto jugar al "un-dos-tres... pica pared" con su frente, se estaba dejando su paga extra de serenidad en vendas y esparadrapos.

Por lo tanto, no queda otra que seguir pendientes de que la tinta no se nos cuaje, y que las llamas que nos quitan el frío no pasen de acariciar las puntas del papel que nos han asignado en este largometraje con el que liamos la realidad.

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