jueves, 18 de marzo de 2010

" EL ONCE IMPERFECTO "

                                        " El once imperfecto "

. Me acerco a la pizarra... y sobre ella empiezo a confeccionar el equipo con el que disputaré el partido de esta noche...

Colocaré bajo los palos a la "Serenidad". Va bien por alto, y se defiende con solvencia por bajo. No se arruga al choque, y en el uno contra uno aguanta con gran aplomo hasta el límite. Su manera de blocar no es muy ortodoxa, sí... pero antes de verse en una situación comprometida, despeja hacia los lados, nunca al centro; ya sabe que de esa forma no da opción a dejar la pelota muerta a merced del contrario.
El eje central de la defensa lo ocupará el tandem de zagueros que forman "Prudencia" y "Timidez". Se complementan bien, y se alternan las marcas sin problemas para despistar a la mordiente atacante. A veces se atreven a avanzar las líneas, y se turnan a la hora de subir a los corners, no dejan jamás la opción de un contrataque fácil y letal.
Por los laterales colocaré a la "Rebeldía". Es ambidiestra, y sube su banda mucho mejor que la cubre. De ahí que en alguna que otra ocasión, haya desempeñado labores de interior con una soltura sorprendente. De caracteristicas similares y por el carril contrario, estará la "Espontaneidad". Pese a su irregular rendimiento, y que por su baja forma sea relegada en fases de las noches al banquillo... suple agílmente estas carencias con un dominio y desquicie al rival, gracias a su pegajoso marcaje.
No haré cambios en el doble pivote. La "Ingenuidad" ya se ha acostumbrado al abucheo general por ese parecer estar en la luna a jornada completa. Todo y que no parta nunca como titular al comienzo de cada campaña, se hace con el puesto gracias a su genuína forma de tomarle el pulso al juego y saber leer el partido. Para esta noche le diré al utillero de la oscuridad que le ponga unas tobilleras más gruesas, de esas que no se agujereen cuando le cosan a patadas. Un poco más adelantada, la "Picardía" hará de las suyas parando el ritmo con sus faltas técnicas. Provocará amonestaciones, y si hay suerte alguna expulsión con sus teatrales gestos de dolor al primer contacto que sienta. Su baza escondida es ese saber mediar en las tanganas, siempre con una sonrisa de granuja complicidad. Si la cosa se pone fea, se pasa un rato atándose las botas de temperamento con los ligamentos cruzados de sus cables, jamás pide el cambio.
La batuta del conjunto la manejará con la maestría de esos pases cortos y a larga distancia la "Generosidad". Buscando los desmarques, y asistiendo al hueco o al pie ocasiones manifiestas en los ataques estáticos. Es el alma del conjunto, de ahí que la capitanía le venga grande. Aún le da vergüenza el hecho de que sus manos sean las primeras en alzar las copas del triunfo.
La "Euforia" se moverá por un costado del eje atacante. Con sus recortes alegres y desenfadados añadirá un punto de mordiente en el área. Sus cambios de ritmo, unidos a su semioportunismo son sus mejores cualidades. Una pena que de tanto tirarse con jocosas carcajadas a la piscina, los colegiados no le señalen los libres directos, por muy reales que sean.
De falso extremo pondré a la "Utopía". Siempre intentando la jugada imposible... irse de uno, dos, y de todo lo que le vaya saliendo al paso con el esférico en su poder. Su obcecada versión artística de estilo se sale del manual, y le lleva a caer en el fuera de juego muchas veces, más de las que serían normales a lo largo de un encuentro.
En la punta del ataque se situará la "tozudez". Tiene en su haber el record de tantos. Partiéndose la cara en cada disputa colgada de su cabezonería rematadora.
Su exquisita técnica le permite encarar la meta zafándose de la defensa contraria. Siempre está esperando el rechace, y si no ha sido posible superar el arco a la primera, lo intentará una y otra vez en boca de gol.

¿La táctica?... moverse en la oscuridad del rectángulo con toque nocturno.

jueves, 11 de marzo de 2010

" ME MANDO UN RATO A PASEO "

           " Me mando un rato a paseo"

Un sol de juicio gratuito y dedos raquíticos rozaba las construcciones adosadas, tiñendo de luz esas paredes de obra vista casi centenaria. Yo, tozudo, seguía abriendo y cerrando el baúl de las cotidianas cavilaciones, sin temor a que mi mente en blanco me tapase los ojos con su mandíbula superior.
Mi perpetuo polizón huesudo se movía con su frágiles fracturas soldadas. Se sentía en armonía  con la capa de músculos, venas, y piel; sellando adoquines en relieve floral con las pinceladas de los pasos. Era conscientemente inconsciente de la hora y el sitio en el cual tenía que estar puntual, de cuerpo presente y voz silenciada, como era de preveer. No me encontraba el  gesto vago de ese final ni en los bolsillos, ni el tiro fijo con retroceso que me rebobinaba al prólogo envenenado. Quizá era una simple carantoña de un pensamiento de refilón, con ese deja vu de helador consuelo.
Enfilaba el aire de frente con el triciclo de la incerteza; saldando las cuestas pendientes, allí dónde las imágenes esperan a los recados que les encarga el recuerdo.
Las aceras se tensionaban, dejándome la visibilidad horizontal reducida, sin tope alguno de claridad. Un suma y sigue sudoroso que se iba a convertir en mi torpe resta y para; agarrándome con suavidad en la baranda de los pausantes intermedios... logré oxigenar el alma.
Pude ver a la suerte con su cámara enfocando a la nada. Desde que nos había revelado que la gente ponía verde a los semáforos, evitaba el cruce enfebrecido de miradas, lo hacía para no sonrojar al ambar neutro y sin criterio.
Lo adecuado era esconderse a buen recaudo. Una nube de sombrero amenazaba. Sabía que tras esas náuseas oscuras se escondían los vómitos de lluvia fría e invernal. A las disenciones de cuello alto y garganta pudorosa no les gustaba aproximarse a los aspersores locuaces de lengua activa, a no ser que necesitasen algo de verborrea suelta para la máquina de la prudencia.
Ahora que los párpados me echan el cierre, no sin antes regalarme  un "streap-tease" ocular, sugestionando al sueño con las retinas desahuciadas de lloreras y poso risueño... vuelvo, que había quedado.