domingo, 25 de enero de 2009

"Las letras atadas jamás se miran de reojo"

"LAS LETRAS ATADAS JAMÁS SE MIRAN DE REOJO"

Ni viviendo mil años se pueden conjugar los verbos succionados de las sensaciones sin adulterar. Pasan los tiempos; y saltando por encima de todos, se ayudan de la pértiga imperecedera de un no parar nunca.

Tienen una vitrina reluciente en la cual conviven los monigotes con artrosis y los arlequines que siempre se quedan a cuadros, es la mejor colección de tara apreciable que se puede encontrar hoy en día. Por eso llevan a la práctica la maniobra de no encestar los abrazos en los bolsillos sin forro. Tampoco pierden el rato en coser dobles a las verdades con hilo de pescar transparente.

Miran de cara las ventanas tapiadas a cada atardecer, y venden al mejor postor un baúl repleto de risas irónicas y ya de vuelta de todo. Dejan, claro está, unas pillas carcajadas de fianza; siempre al servicio de la más incorrecta y transgresora poética de cuarto menguante y carácter retroactivo.

Abrasan la píel a cobro revertido con las llagas aún recientes que dejan las miradas inflamables. Las acciones traicioneras les han tendido siempre emboscadas sorpresivas, creando una fila de palabras con o sin sentido, dependiendo de su innata asimilación.

Tienen a cualquier hora en su poder y bajo llave, una artillería bien variada de cumplidores antídotos, que caminan a gatas por los pasadizos tóxicos de soberbia cultivada en jardines aparentemente productivos.

En estos momentos andan en la tarea de tirar por la borda botellas preñadas de frases primerizas, apareándose así con la primera anárquica existencia que se cruce en su camino. Mañana, en el salón de actos de los puntos y las comas complacientes, rajarán las alfombras estampadas con ese genuíno cerrar y estirar de dentadura tan particular, será visto y no visto.

Al cabo de unas semanas, limarán las estelas que dejan las soledades en los altos hornos de la ingratitud, y alguien escribirá sobre las utópicas y honestas sensaciones con párrafos impregnados de sudor agridulce. Unas breves líneas, solamente unas letras unidas y con la mirada en el presente. Habrá que firmar y sellar los sobres con las babas corrosivas de sus conexiones soldadas alfabéticamente libres.

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