martes, 21 de septiembre de 2010

" SOBRE NATURA "

La cortina de luz anaranjada envuelve y cubre celosamente las recortadas sombras. Un halo de belleza sostiene el ramaje balanceante sobre los bordes. Los terrenos por los que me adentro ofrecen y ocultan a la vez el encanto místico en el que gobiernan las siluetas de las cumbres.
Me siento un animal amaestrado entre tanta bichería libre, y por suerte me hacen sentir que sigo ofreciendo resistencia a ser domesticado, aún gracias.
El concepto de protagonismo lo he delegado a mis pies; alternándose a cada paso los turnos de sus huellas con los parpadeos de la vista, capturando en su interior los destellos pigmentados de verdosos matices.
Robo la toma de corriente, y me transmite la energía necesaria para dar sucesivas zancadas... positivo con negativo, y de resultado un calambrazo, es el punto de resistencia al que hay que llegar.


El aliento de aire me embiste bravamente en las costillas. La camiseta acaba de recibir la rozadura de la caricia soplada que le seca la primera capa sudorosa. Incremento la intensidad del ritmo, y las gotas porosas vuelven a resbalar a paso de caracol nervioso por el torso. Me detengo a observar, y apoyado en la pared del puente analizo la riqueza salvaje, y otro tanto con lo auténtico que me rodea. Oigo los ecos de los castaños, y siento el tacto frío de la piedra musgosa sobredimensionada sobre la palma de la mano. Me concedo el privilegio de engullir cucharadas de oxígeno limpio, con su pureza refrescante esparcida por mis vias respiratorias y sus estaciones toráficas.

Puede que sea un extraño de llaves perdidas en tal paraje; un invasor de flora y fauna que carece de escritura que le haga acreedor de tal posesión... pero tambien podría ser por unas horas el "Hucklelberry Finn" en el que quisimos convertirnos despues de alguna sesión de tarde. Pero en este preciso instante,  dejo al barro hacer su función; que bañe y cubra pastosamente todo lo normal, incluyendo a ese brillante mundo de materialismo, tan falsamente pulcro y aparente, y sigo la ruta... ahora ya señalizada.
Entre prisas desorientadas y tropiezos vuelvo a aparecer por la senda cementada del mal llamado progreso, acompañado de su artificial denominación de origen... "Bienvenido al mundo real"  reza un letrero resplandeciente.  

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