martes, 1 de junio de 2010

" ESCRÍBETE DESPACIO, QUE TENGO PRISA "

    " Escríbete despacio, que tengo prisa " 

Por un hachazo a ojos cerrados, ahora le falta una porción de caracter... o tal vez por la anémica personalidad de ideas, que ya sea por tanto dar vueltas en un bucle sin variables reflexivas, que se le queda clavada en la primera condición sin dar paso libre a otra opción, con el objetivo de que el programa no sea de utilidad, excepto para las resoluciones que disfrutan perdiéndose en ese laberíntico rotar.
Marcadas con la maestría del vertice de la lengua. Sobre la parte acarbonada que deja mancha en cualquier lámina de cara limpia y pálida. Calcadas y en sintonia ensayada con las expresiones gestuales libres y naturales.
Parece tapiada de acero, pero la copia conversada de subrayadas líneas en conserva tiene la lata casi abierta, a tirón brusco de anilla. Y tras el lanzar un "crack", acaba siempre cediendo a dejar a la vista de todos los garabatos de tres al cuarto (que va uno); serpenteantes en su trazada y complicados en la salida.
Suma... y sigue acumulando un arsenal verborreico de pólvora mojada en el interior de una caldera.
Sin refuerzo a su lado, sólo el pasar camufladamente con el impulso ascendente del camaleón. Sin mirar abajo, agarra a mano abierta las florífiras ramas trepadoras que utiliza de trasbordo entre liana y liana. Asi hasta acabar pisando penumbras, de oscura sombra, y que bailan torpemente en las verbenas que organizan las algabarias enajenadas que llevan siempre tres pueblos pasados, y que por culpa del bloqueo del volante no pueden hacer un cambio de sentido.
Sí... son a veces pronunciadas con la caricia del desdén. Tambien reposan a media mañana en cestas de hojalata, y en los días señalados brillan con el sudor que filtra su epidermis de esforzada y salada tesitura.
En la época de apareamiento neuronal, las narraciones golfas van al galope desbocado, usando el cable pelado de alta tensión como espuela. Prueban las tropecientas frases que cruzan la mente, y la propina si se tercia... calzándose las herraduras imantadas para andar por los charcos en plena tormenta eléctrica. ¿Los zancos?... no entraban en las previsiones meteo-psicológicas.
Esperarán a que entregue a las letras en adopción. Le faltan mantas con las que envolverlas, pero por guardar la uniformidad...todas al papel. A continuación las dejará cuidadosamente en el último escalón, para  hacer sonar impertinentemente un par de veces el timbre de una casa cuna ortográfica de dura disciplina. Se asustarán al abrir el portón, se presiente el hecho...  al ver esa manada de significados rebeldes que toman cuerpo cuando se cogen de la mano; caminando de espaldas, y bordeando las frases hechas de inquietos movimientos creados por  finos y traviesos tendones. Se la tomarán a la tremenda en todo caso. Pero la jueza fraseológica ordenará el desalojo. Nudo a nudo, las desatarán de la garganta, y a la intemperie de un cajón tampoco estarían tan mal. Pero la pensión del estraperlo de historias está abierta todos los días del año, a todas horas. No hay cena a partir de las doce... pero en el sótano se saludan los estiletes de movimiento cortante, y una timba de metafórica baraja de texto, tiene marcados y entre paréntesis los textos arrebatados al pensamiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.