martes, 25 de mayo de 2010

" LA VIDA Y LA MUERTE SON SIAMESAS"

                           " LA VIDA Y  LA MUERTE SON SIAMESAS"

No tardó en rimar con  delatadoras idas y venidas sus ausentes trayectos. Lo mismo ha hecho siempre con sus quehaceres de labio encarnado y adhesivo. Su silencio se había matriculado en el eco de una facultad de oidos taponados. Repitiendo curso por gusto, y aunque ya no asiste de clandestina oyente a su trinchera estudiadamente situada en el aula magna de las almas transparentemente huecas, se recrea agujereando la codera de su manga derecha, rozándola con la cabeza plana del tornillo que sobresale del pupitre.

No presume por ello, pero tiene convalidadas todas las asignaturas de ciencias de la paciencia. Y es ese rato en el cual se toma un respiro por el exterior. Mata esas horas planchando con pasos escritos las hojas secas que han sido expulsadas de la rama; llevabán un exceso de desinterés en su suspendido cotidiano, y todo tiene su final.
Ahora recuerda que sus emociones blindadas están de baja por culpa de esa personal y metódica vulnerabilidad de sensible presa. Ser la diana fija no es lo mismo que la que se desliza de un extremo a otro, y eso ya es un handicap en su contra.

Es digna de mención esa sonrojada timidez, la que hace que se salte la sesión de maquillaje por la cara. Lo justifica con una clara belleza cristalina que brilla mejor sin polvos pringosos. Jamás ha necesitado de tales adornos, su introvertida y vergonzosa naturalidad hace las funciones de colorete, con un tono cambiante. Las dudas existenciales las ha cedido en propiedad a un tal "Carpe Diem". Navegante de rumbo desconocido y conducta reflotadamente canalla, que va conociendo a su destino en el rompeholas de las marejadas que trotan suicidas y de frente a la costa.

Puede que reniegue de esa placentera sensación que evoca la lujuria en su íntimo contexto. Que no sale nunca  de su lastrado asombro llevado a cuestas, tampoco es un secreto. Puede que los "hasta luegos" le mordisqueen el tiempo con delicadas pero certeras dentelladas en la yugular. Ahora mismo recuerdo la de veces que se ha sentido interesada en que alguien le aclare la duda con la que resolver la ecuación vital que trepa todas las noches por sus versos favoritos, que almacena celosamente encuardernados y a buen recaudo en el atríl clavado a más altura. Pero es que... soplarle a la oreja, el lugar y la hora en que la verdad y la mentira se citan espalda con espalda, no es ahora posible, y sería faltar al compromiso por parte de todos. Total... sólo se limitan a dar diez pasos en direcciones opuestas con los ojos vendados, para girar sobre si mismas y foguearse mutuamente, y así acabar con lo empezado.
Y ya sabemos que las dos tienen muy mal perder...

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