miércoles, 27 de octubre de 2010

"Aquí se acaba" (lo que me dieron las letras y las trastadas)

            ESCRITO PARA SENTENCIA


Por la presente, el juzgado libre y sin número, de lo gramatical y textualizadamente imperfecto; pasa a determinar las resoluciones que ha deliberado acerca de este vagabundeo caligráfico con tintes de marcado sobre papel:
       De acuerdo con las letras aquí presentes, y por expreso deseo del autor (disimulada ausencia); éstas podrán disfrutar del legítimo derecho a trastear mutuamente las veces que quieran; mirándose de reojo si les viene en gana. Siempre y cuando, sigan haciendo nudos con el cordón umbilical que ocuparon en el vientre de sus respectivas letrastadas.
      Deberán a su vez, corresponder con gratitud a ciertos pestañeos de párrafos metafóricos, así como a otros guiños alegóricos, con los cuales se han codeado en una adaptación imaginaria de lo irreal. Dicho ejercicio no debe ser de un esfuerzo sobre deletreado, sino tomarlo cual muestra de humildad, servida en bandeja de cartón (declararon prescindir de lujos).
      No quedan exentas de alejarse a los arrebatos de tendones desbocados, ni a los dedos transmisores de esos impulsos tecleados. Necesitan del descanso de un reflejo inquieto, a sabiendas que todavía se miran en los espejos del pensamiento con el rabillo del ojo.
      Ocho pasos estacionales son demasiados. Nos consta en todo caso, que han rotado con una periódica aparición muy irregular en el subsuelo de la abstracción... los pestañeos lunares y las ojeras vespertinas no serán utilizadas de agravante, entraban en la ecuación trasnochadora, pese a no declararlo a nadie a la mañana siguiente ("sarna con gusto...").
     Al igual, queda archivada en el recuerdo cada transacción de caracteres de no más de una hora de tope. Lo mismo con el par de fugaces y tacañas lecturas de repaso. Lo que se perdió de corrección escrita, se le robó a la naturalidad despistada, con el dedo índice marcando a ciegas sobre la desnudez expuesta de cada "publicar texto".
     Por lo tanto, el veredicto es un reparto de culpas entre letras, trastadas,y autor. Haciendo a su vez complice de tal trasteo a "El Letrastero", por albergar en su interior desordenado las veinte y pocas "letrastadas" perpetradas. Eso sí, dicho cuarto permanecerá abierto y con la luz encendida para todo parpadeo suspendido que lo visite.
    El silencio voluntario es muy frío, pero más helador resulta el coma inducido del punto y final...  mejor no ensañarse en la condena por encubrimiento. Puesto que gracias a las retinas que pasearon con sus lecturas por esas cuatro paredes, se incentivó a la imaginación para que llenase de trastos, y a modo de textos, dicho cuchitril.

                  Juan (Barcelona, Otoño del 2.010)
* N.d.A. (Nota del autor): Sobró un contador de visitas... las que fueron y serán, no se cuantifican en cantidades, sino en innumerables agradecimientos hacia tal gesto. Y sobre esto, soy consciente que pierdo la cuenta al dar las gracias (contar hasta el infinito es mejor, GRACIAS mayúsculas).

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